En el año 2017, Martín (co-fundador de Liveslow) comenzó un cambio personal que resultaría en la creación de Liveslow. Luego de muchos años de trabajo de oficina, un tanto rutinario, buscaba hacer algo distinto, algo que le permitiera emprender y darle un propósito  a su trabajo y a su vida. Ese mismo año, poco tiempo después de haber conocido a Emelie (co-fundadora), Martín decidió ir a vivir a Estocolmo (Suecia) junto a ella, donde más adelante se comprometieron y tuvieron un hijo.

Durante su tiempo juntos en Suecia, Martín realizó un trabajo de investigación sobre sistemas de reciclaje de envases de bebidas, comenzando así a involucrarse y conectarse profundamente con la sustentabilidad. A su vez, durante ese mismo tiempo Emelie comenzó a conectarse con el yoga y con un estilo de vida “slow” que pronto ambos adoptaron.

La idea de una filosofía slow y de crear un estilo de vida presente que potencie el bienestar personal y el del mundo que nos rodea, llevó a ambos a desarrollar un proyecto que pueda incentivar la adopción de hábitos sustentables, a la vez que transmita un mensaje profundo sobre una vida más consciente.

Fue así como surgió la idea de diseñar una botella reutilizable, ya que al ser un elemento que uno lleva consigo a todos lados representa y transmite un mensaje muy visible. Liveslow, nació como una forma de acompañar a quienes quieran llevar un estilo de vida sustentable y de bienestar,  y de contagiar a otras personas a donde quiera que vayan.

Poco tiempo luego de fundar el emprendimiento, Martín y Emelie invitaron a sumarse al proyecto a dos personas que serían sumamente importantes para el desarrollo del mismo. Eugenia se sumó al equipo como experta en comunicación y Mario como experto en desarrollo de sistemas productivos. Ambos ayudarían a traer esta idea a la vida.